Este post es una pequeña introducción al viaje a estos dos países que realizamos entre abril y mayo de 2016. Aquí encontraréis toda la información necesaria para organizar vuestro propio viaje, consejos, etc.
Eligiendo destino y decidiendo la ruta
Cuando le conté a la familia y amigos adónde nos llevaría nuestro siguiente gran viaje, me vi sorprendida a menudo con sus caras de incredulidad. «¿pero qué vais a hacer vosotros en Bolivia?», «¿qué es lo que hay que ver en Bolivia? o «¿y no os apetecería mejor ir a Perú, que está el Machu Picchu?» eran algunas de las preguntas que nos espetaban.
Ir a Bolivia era algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Y por eso no dejaba de sorprenderme el gran desconocimiento sobre este país que hay entre los círculos menos viajeros. Y casi mejor así: nos hemos encontrado con un país muy «auténtico» (no me gusta demasiado emplear este término, ya que cada país es como es y todos son auténticos a su manera), pero en ningún momento tuvimos la sensación de estar en una especie de Disneyland del altiplano.
Quizás el hecho de no ser un destino tan famoso como algunos de sus países vecinos, hace que se hayan mantenido intactas algunas de sus costumbres. Por poner un ejemplo: todavía es común ver por la calle a muchas mujeres con sus trajes tradicionales (y no precisamente posando para las fotos de los turistas a cambio de unas monedas, sino haciendo la compra, tendiendo la colada o pastoreando sus llamas). Tampoco nos hemos encontrado con los típicos «espabilados» que crecen como setas a la sombra del turismo de masas.
El turismo, aunque en pequeñas dosis en comparación con otros países de la zona, ya está llegando a esta zona del mundo. Pero la sensación que nos llevamos es que se trata sobre todo de otro tipo de turismo: nos encontramos con muchos viajeros independientes y no vimos apenas grandes grupos con su guía, con lo que se pueden visitar los lugares más emblemáticos sin esa sensación de masificación que tanta rabia da.
El Salar de Uyuni estaba en mi lista de lugares a los que ir al menos una vez en la vida desde hace mucho tiempo, casi desde que recuerdo. Sobre la carretera de la muerte se han hecho muchos programas de televisión, ¿cómo no incluirla en un viaje a este país?
Una vez decidido el destino empezamos a recabar información y se empezó a dibujar la ruta: para evitar tener que hacer un recorrido circular, entrando y saliendo por La Paz, decidimos empezar nuestro viaje desde el norte de Chile. Pasaríamos unos días en la zona del desierto de Atacama antes de cruzar la frontera con Bolivia. Cruzaríamos parte del altiplano boliviano hasta llegar a Uyuni. Visitaríamos ciudades coloniales como Potosí, con sus famosas minas, y Sucre, la ciudad blanca. Y por supuesto, no podía faltar en este itinerario La Paz, además de alguna excursión a la famosa carretera de la muerte y a las ruinas de Tiwanaku, antigua ciudad preincaica.
Dado que la zona andina de Bolivia solo representa en torno a un tercio de su superficie total, queríamos también visitar algo completamente opuesto al altiplano y así tener una experiencia algo más completa de tan diverso país. Y así es como decidimos incluir Rurrenabaque y las pampas bolivianas en nuestro itinerario.
Os dejo un mapa con la ruta realizada.
Datos prácticos
Cuándo ir
En Bolivia el clima varía mucho en función de la altura, pero en general se puede hablar de dos estaciones.
La estación seca se corresponde con el invierno austral y va de mayo a octubre. En nuestra opinión, es la mejor época para visitar Bolivia y la zona de Atacama, en Chile.
En el altiplano las temperaturas pueden llegar a ser muy bajas por la noche, sobre todo en los meses de junio y julio, pero las probabilidades de lluvia son muy bajas y los cielos suelen ser de un azul intenso espectacular.
En las zonas más bajas, las temperaturas son algo más agradables que en el verano, cuando el calor puede llegar a ser sofocante. Hay menos humedad y por tanto, muchos menos mosquitos también. Las precipitaciones son mucho menores que en el verano, aunque se puede producir algún que otro chaparrón.
Como no podía ser de otra manera, ésta es también la temporada alta. Los precios son más elevados y hay más turistas en todas partes (sin llegar a resultar en ningún momento incómodo).
En el verano los precios bajan bastante, pero las nubes y la probabilidad de lluvias aumentan. Ésto puede llegar a ser problématico especialmente en las zonas más bajas, donde algunos caminos pueden quedar intransitables.
Durante la época de lluvias (generalmente entre enero y marzo, aunque depende del año) el salar de Uyuni se inunda durante algunas semanas. Algunas zonas no pueden visitarse durante esta época debido al agua, pero el efecto de espejo infinito que se crea, puede hacer que merezca la pena el esfuerzo extra.
Nosotros viajamos durante tres semanas entre abril y mayo de 2016 y nos hizo un tiempo espléndido. Sólo nos cayeron un par de chaparrones en las pampas, que no nos impidieron seguir adelante con todo lo planeado. En el altiplano nos encontramos con temperaturas muy altas por el día y mucho frío, aunque soportable, al caer el sol.
Documentación y visados
Lo ideal es informarse sobre los requerimientos actuales de cada país antes de reservar el viaje. Para ello os aconsejo que consultéis las recomendaciones de viaje del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperacion (válidas para ciudadanos españoles).
Os dejo el link: Recomendaciones de viaje del MAEC
Mal de altura
Ésta es una cuestión bastante infravalorado por la mayoría de viajeros, pero de suma importancia. Y os lo digo por experiencia: hace algunos años nos llevamos un buen susto en el ascenso a una montaña en China (quizás algún día lo cuente en otro post), y desde entonces nos tomamos este tema muy en serio. En cualquier caso, os recomiendo que os informéis bien antes de realizar un viaje de este estilo, e incluso si tenéis dudas, que consultéis con un médico especialista.
El mal agudo de montaña (MAM), coloquialmente conocido como mal de altura en España, soroche en Chile y apunamiento o puna en Bolivia, se produce por la falta de adaptación de nuestro cuerpo a la hipoxia (falta de oxígeno). La presión atmosférica disminuye con la altura y, con ella, también el oxígeno disponible.
La incidencia del mal de altura varía mucho de un individuo a otro, independientemente de la forma física de cada uno. Las personas con enfermedades cardíacas o pulmonares crónicas, con anemia, con un historial de trombosis, con apnea del sueño o con hipertensión deberían consultar a su médico antes de viajar a grandes alturas. El riesgo para las mujeres embarazadas y los niños también es más elevado, por lo que muchas agencias sólo les permiten contratar tours privados (si aparecieran síntomas, se podría descender rápidamente sin la repercusión que ello supondría para una excursión grupal).
Los primeros síntomas pueden aparecer a partir de los 2.500 msnm e incluyen dolor de cabeza, mareos, náuseas, agotamiento físico y dificultad para dormir. Síntomas más graves incluyen vómitos, sensación de ahogo, taquicardias, desorientación, alteraciones visuales y cambios psicológicos (sensación de indiferencia o pérdida del sentido del peligro). Las manifestaciones más graves, y potencialmente letales, son el edema pulmonar de altitud y el edema cerebral de altitud.
Para prevenir la aparición del mal de altura lo mejor es realizar una aclimatación adecuada. Se debe ascender lentamente y, en caso de aparecer algunos de los síntomas leves, detener el ascenso y reanudarlo sólo cuando los síntomas hayan desaparecido. En caso de sufrir alguno de los síntomas más graves se debe descender lo más rápidamente posible y buscar ayuda médica.
Se recomienda beber mucha agua (sin gas), evitar el alcohol y la cafeína, dormir bastante y evitar las comidas copiosas (incluso es recomendable prescindir de tomar carne roja en las horas anteriores a la incursión en altura). Y lo más importante: tomarse las cosas con calma, no hacer sobreesfuerzos e ir exponiendo al cuerpo a la altura poco a poco. Es por ello que, en San Pedro de Atacama, se recomienda dejar para el final la excursión al Tatio, por ser en la que se alcanza una mayor altitud. También ayuda el dormir a una altura menor a la altura máxima alcanzada durante ese día. En nuestra opinión unos cuantos días de excursiones en los alrededores de San Pedro son una buena preparación física para cruzar el altiplano hacia Uyuni sin sufrir demasiado.
Salud
Aquí no voy a contaros qué vacunas o medidas preventivas tomamos nosotros, ya que las recomendaciones pueden variar muy rápido. Por ejemplo, hace un par de años nadie había oído hablar del zika y hoy en día, en según que sitios, hay que protegerse frente al mosquito que lo transmite.
Para empezar, todo el mundo (no sólo los que viajamos) debería tener al día su calendario de vacunación (hepatitis, tétanos, etc.)
Para informarse sobre otras vacunas más «viajeras» (fiebre amarilla, fiebres tifoideas, encefalitis japonesa, rabia, etc.) y sobre la necesidad de tomar profilácticos contra la malaria o no, os recomiendo la web de la unidad del viajero del Hospital Carlos III de Madrid.
Os dejo el link: Vacunas obligatorias y recomendadas
Para más información y consejos sobre otros problemas típicos de salud en este tipo de viajes (diarrea del viajero, dengue, zika, etc.), os recomiendo pedir cita en vuestro hospital de referencia, en la unidad de medicina tropical.
Sobre el mal de altura ya he escrito antes largo y tendido. Pero hay otro tema a tener en cuenta relacionado con la altura: los rayos del sol, al tener que atravesar menos atmósfera, son mucho más potentes. Por eso, no os olvidéis las gafas de sol ni el protector solar en casa.
Dinero
En Chile se utiliza el peso chileno (CLP) y los precios, por lo menos en la zona de San Pedro de Atacama, son bastante similares a los de España.
En Bolivia necesitaréis cambiar a Bolivianos (BOB) y enseguida notaréis que los precios son mucho más bajos.
Gracias por compartir esta información, muy buen post. Lo que dices sobre el mal de las alturas en completamente cierto. Fuí a Peru y Bolivia con un amigo y termino pasando la noche en el hospital por ese motivo, hay que tomarselo en serio, a mi solo se me tapaban los oídos pero nada más y es como dices, eso depende mucho del cuerpo de cada uno. Espero que los que no conocen esa zona, lean bien antes de viajar y que no se hagan los superhéroes como mi amigo 😀 aconsejo comprar caramelos de coca y tenerlos a mano, la coca es excelente para tratar este problema. Saludos desde Argentina!
¡Hola Roxana!
¡Gracias por leerme!
Me encanta tu comentario. No puedo estar más de acuerdo.
A veces por querer hacernos los valientes, otras veces por mera ignorancia, corremos riesgos innecesarios. Y desde luego las altitudes extremas ¡no son ninguna tontería! Yo lo he vivido en mis propias carnes. Ya contaré algún día los detalles, pero fue un gran susto como el de tu amigo.
Como tú bien dices, la coca ayuda en gran medida. Yo me tomaba mis buenas dosis de mate prácticamente todos los días. Los caramelos y las hojas de coca no terminaban de gustarme. Cada uno debe encontrar lo que mejor le funcione. Aún así, lo más importante es tomarse las cosas con calma, aclimatarse poco a poco, comer ligero, mantenerse bien hidratado y estar muy atento a los primeros síntomas de mal de altura para actuar en consecuencia.
Por cierto, soy una enamorada de tu país 🙂 ¿De qué zona eres?
¡Un saludo desde Suiza!