El siguiente punto en mi ruta de viaje eran las ruinas mayas de Tikal, cuyo nombre maya, según los glifos encontrados en el propio yacimiento, era Yax Mutul.
Estas ruinas fueron descubiertas en 1848 por trabajadores de las empresas productoras de chicle, que se adentraban diariamente en la selva de El Petén en busca de la materia prima para su fabricación. Mientras las pirámides quedaron, con el paso del tiempo, completamente cubiertas de maleza, las paredes verticales de la cúspide de los templos permanecieron libres de vegetación. Así, estos trabajadores, reportaron haber visto, enormes “montículos” con una especie de edificación en su cima. Tras diversas excavaciones e investigaciones en la zona, el área arqueológica de Tikal abrió en 1955 al público y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.
Aterricé en Flores, la ciudad más cercana a estas famosas ruinas mayas en un vuelo de Avianca procedente de Ciudad de Guatemala. La mayoría de la gente realiza este trayecto por tierra, pero una muy buena oferta de Avianca, que encontré meses antes por internet, inclinó definitivamente la balanza. Por algo menos de 80 euros me ahorraba una larguísima noche de incómodo autobús.
Mi alojamiento
En Flores, encontraréis muchas opciones de alojamiento. Yo elegí el Hostal Yaxha. El dormitorio de seis camas con baño privado estaba muy bien y tuve, además, la enorme suerte de tenerlo para mí solita un día entero. ¡Todo un lujazo!
La habitación tenía aire acondicionado. Lo que a priori puede sonar como una gran ventaja, a mí me costó un buen catarro. Normalmente no me gusta dormir con el aire acondicionado encendido, pero, si el calor aprieta, lo pongo muy flojito. En este caso, al ser una habitación compartida, la mayoría manda. Pedí una manta en recepción, pero no tenían, así que intenté taparme con una mantita que llevo conmigo (cortesía de Aeroméxico, aunque esté mal confesarme a través de mi blog), con la toalla, me puse bien de ropa… pero ni eso me salvó.
Cabe destacar que el restaurante del hotel está muy bien. Tiene una decoración muy bonita y acogedora y la comida no es cara y está muy rica. Durante mi estancia, llovió un montón así que me vino genial tener donde comer sin tener que salir ni del hostel.
Podéis reservar directamente con ellos o a través de booking.com.
Excursión a las ruinas
En un principio, tenía pensado contratar sólo el transporte hasta las ruinas y visitarlas por mi cuenta, pero a veces el destino tiene otros planes para nosotros.
Llegué a Flores con la idea de visitar, además de Tikal, otras ruinas mayas algo menos conocidas, las de Yaxha. Por desgracia, las últimas lluvias habían hecho que el camino hasta ellas estuviera impasable. Nada más aterrizar en Flores, varias personas ya me lo advirtieron. Seguramente tendría que dejar de lado ese plan.
Al llegar al hostel, el recepcionista me dijo que allí mismo me podían reservar ambas actividades (la excursión a Yaxha y el transporte a Tikal). Antes de nada, llamó a la agencia que realizaba las excursiones para preguntar si, a pesar de la lluvia, el tour se podría realizar con normalidad. La respuesta fue afirmativa. Al día siguiente visitaría Yaxha.
El tour saldría a las 12 del mediodía y se alargaría hasta el atardecer. Tras remolonear en la cama y dedicarle algo de tiempo al blog en mi habitación prácticamente privada, pasé por la recepción sobre las 11 de la mañana para solicitar los precios para hacer una colada. El recepcionista me dijo, entonces, que acababa de recibir una llamada de la agencia diciendo que el tour se había cancelado debido al mal estado de la carretera de acceso a las ruinas por culpa de las lluvias.
¡Increíble! Eso ya lo debían haber sabido el día anterior, cuando vieron que el camino estaba completamente lleno de lodo. Pero claro, mejor decir que sí a todo, meterse el dinero del cliente en el bolsillo y sólo cancelar en el último momento si no queda más remedio. Y para mí, esta mala praxis de la dichosa agencia, significaba un día completamente perdido. De haber sabido de antemano que no se podía realizar ese tour, quizás me hubiera levantado temprano para ir a Tikal ese día y así podría intentar ir a Yaxha al día siguiente, si el estado de la carretera mejoraba.
El recepcionista me dio la razón. La agencia había actuado muy mal conmigo (y seguramente con otra mucha gente). Él mismo había llamado para asegurarse de que la excursión que me reservaba fuese a salir y resulta que le engañaron. Estuvo un buen rato al teléfono intentando hablar con el responsable de la compañía, pero parecía que no quería dar la cara. Al final, tras muchos intentos y una buena bronca al teléfono, consiguió, no sólo que me devolvieran el dinero de la excursión (¡faltaría más!), sino que me invitaban a ir al día siguiente gratis al tour guiado a Tikal. Algo es algo…
Para los que estéis interesados, el precio normal de la excursión a Tikal es de 120 quetzales (80 quetzales si contratáis sólo el transporte), entrada no incluida. La excursión a Yaxha cuesta 170 quetzales (añadid 80 quetzales más, ya que tampoco incluye la entrada).
La furgoneta pasó a buscarme muy temprano al día siguiente y en aproximadamente una hora llegamos a la entrada a la zona arqueológica. La entrada, no incluida en ningún tour, por lo que yo también tuve que pagarla, cuesta 150 quetzales (unos 17 euros).
Me tocó un día bastante desapacible. El cielo estaba completamente encapotado y, realizamos la visita a las ruinas bajo una casi incesante tromba de agua. En un día soleado, la visita a las ruinas debe de ser mucho más agradable.
Aunque algunas personas del grupo hablábamos español, la mayor parte solamente entendían el inglés. Por lo tanto, y a pesar de encontrarnos en un país donde el idioma oficial mayoritario es el español, el guía realizó el tour en inglés. Me parece una auténtica pena, que algunas personas, estando en su propio país, pagasen por un tour, del que a duras penas entendían las explicaciones en otro idioma. El guía se ofreció a traducir la información al español si era necesario, pero la realidad es que nadie preguntó absolutamente nada durante toda la visita. Algunos, claramente decepcionados, se fueron desmarcando del grupo para explorar la zona un poco más por su cuenta.
Las explicaciones del guía, muy simpático, por cierto, eran muy interesantes (para el que las entendiera, claro está). Nos contó muchas cosas sobre la cultura maya, sobre su historia y hasta nos explicó un poco como funcionaban la numeración y el calendario maya.
Nada más entrar al recinto arqueológico, nos encontramos con un enorme grupo de coatíes que campaban a sus anchas por entre las ruinas.
Aún era temprano y no había muchos turistas y eso se notaba.
Fuimos recorriendo varias ruinas de menor importancia casi de pasada, hasta llegar a una gran plaza, donde nos encontramos con el imponente Templo del Jaguar, el más famoso de toda la zona arqueológica.
Como ya he comentado antes, la lluvia deslucía bastante las vistas. Entre paraguas, ponchos y chubasqueros, hacíamos algunas fotos fugaces, tratando de evitar que las cámaras murieran ahogadas en el intento. La tromba de agua era espectacular por momentos.
Durante un rato, el sol quiso asomarse e iluminó vagamente algunas de las estructuras. Todos aprovechamos el momento para inmortalizar aquellas maravillosas vistas.
¡Qué diferente se puede llegar a ver un mismo lugar con sol o sin él!
Seguimos caminando por la selva, resguardándonos como buenamente podíamos de la lluvia y de los mosquitos (sí, aunque parezca mentira, también los había bajo la incesante lluvia).
Por el camino, pudimos ver algunas antiguas estelas mayas.
Entre los árboles, alcanzamos a ver la cúspide del Templo IV, el templo más alto del mundo maya (que no la pirámide más alta).
Los más valientes incluso se animaron a subir a la cima. La lluvia no daba tregua, y mi resfriado no se vería para nada beneficiado si acababa calada hasta los huesos, por lo que yo decidí quedarme abajo.
Las vistas en un día despejado de los otros templos en medio de la densa selva son magníficas. Por algo, George Lucas utilizó Tikal como escenario para el planeta Yavin IV en la saga de Star Wars.
La visita guiada es para mi gusto demasiado rápida. Es interesante para conocer más sobre la historia del lugar y de sus habitantes, pero no da tiempo a explorar la zona a fondo. Si os decidís a contratar la visita guiada, os recomiendo que, después, os quedéis un rato paseando tranquilamente por allí. A mí, la fuerte lluvia, me quito las ganas de seguir descubriendo los maravillosos rincones escondidos de Tikal. Si vosotros tenéis algo más de suerte con el clima, es algo a lo que no deberíais renunciar.