En mi dilatada experiencia viajera he tenido la oportunidad de probar todo tipo de viajes.
Tranquilos, en este post no voy a reabrir el viajo melón de si turista o mochilero.
En esta ocasión vengo a hablaros de los diferentes tipos de viaje que se pueden llegar a hacer, dependiendo de la situación de vida actual que tengamos y de otros muchos factores.
Viajes en familia, con amigos o en pareja
La mayor parte de mis viajes han sido de ese estilo. Me gusta viajar acompañada, compartir la experiencia, tener con quien hablar de lo vivido al final del día, sentirte arropada. En un viaje es este estilo, en ningún momento te sentirás solo, ni para bien, ni para mal.
Y esto también puede tener un gran contra: hay que llegar a un consenso en absolutamente todo lo que se va a hacer.
Yo soy partidaria, de que aunque se viaje con compañeros de viaje, hay momentos en que, según los intereses de cada persona implicada, se pueden hacer excursiones por separado o dividirse para visitar una cosa que a ti te interesa soberanamente, mientras a otros compañeros de viaje les pueda parecer una chorrada o una actividad extremadamente aburrida e innecesaria.
Para viajar en un grupo, ya sea con amigos, pareja o familia, la sinceridad y la confianza me parecen fundamentales. Siempre se puede intentar llegar a acuerdos, pero si eso no es posible, no es cuestión de llegar al extremo de que siempre sean los mismos los que cedan, dejando de lado sus gustos y preferencias, con tal de complacer a los demás.
Hay que pensar que son tus ansiadas vacaciones, para las que probablemente lleves ahorrando un tiempecito, es probable que jamás vuelvas a este destino y que no tienes por qué dejar de hacer o visitar algo que realmente te ha motivado a hacer este viaje. Es tu dinero y tu tiempo de ocio y deberías aprovecharlo como consideres apropiado.
Está claro que la mayor parte del tiempo, lo pasaréis en pareja o en grupo, que por algo habéis elegido esta modalidad de viaje. No digo que cada cual vaya a lo suyo. Pero si un par de horas o medio día el grupo se divide para hacer diferentes actividades, NO es el fin del mundo.
He viajado lo suficiente para ver cómo algunas personas se toman esto como un ataque personal, y no lo es. Aprendamos a disfrutar de la compañía y a llegar a acuerdos, pero también a respetarnos y, en ciertos momentos, mantenernos firmes, cuando algo de verdad nos importa.
Tengo la gran suerte de que cuando he viajado de esta manera, los demás participantes han dejado completamente en mis manos la organización del viaje (incluidos todos los detalles). Por supuesto, en la fase de preparación, siempre he contado con su opinión, he mandado links de los sitios a visitar, de los hoteles en los que podríamos hospedarnos… absolutamente todo.
Es una gran responsabilidad organizar un viaje en pareja o grupo, porque la organizadora (que casi siempre, por no decir siempre he sido yo) siente una gran presión porque todo salga bien y porque todo el mundo quede satisfecho con el viaje.
También es verdad, que, aunque doy todo lo que puedo de mí para que el viaje salga bordado, en todo viaje surgen imprevistos y de eso también aviso a mis futuros compañeros de viaje. Lo que menos me gustaría es recibir críticas a una organización meticulosa donde las haya, por cosas que escapan completamente a mi control.
Si se viene a un viaje de este estilo y, sobre todo, lo ha organizado otra persona con todo el esfuerzo y el amor del mundo, lo que más le dolería al organizador es encontrarse con una serie de críticas destructivas o el típico comentario de “pues yo lo habría hecho mejor”. ¡Pues organízalo tú la próxima vez! Casualidades de la vida, esa próxima vez nunca suele llegar.
Y es que organizar un viaje a según que destinos y de una duración media o larga, impone. Impone a cualquiera.
Las críticas constructivas, por el contrario, siempre se agradecen. Te hacen darte cuenta de cositas que se podrían haber mejorado y yo tomo nota de todo esto. Nunca se sabe a dónde tendré la oportunidad de volver: Podré repetir destino, pero no soy de repetir errores.
En resumen, como todo en esta vida, este tipo de viajes tienen pros y contras:
Pros 
- Si eres tú quién lo organiza, tienes en tus manos elegir o, por lo menos influir bastante, en la elección del itinerario que tú tenías en mente (con las debidas variaciones para contentar a todos los compañeros de viaje)
- Si tú eres quien lo organiza, te informarás tanto sobre el destino a la hora de preparar el itinerario, hacer las reservas, etc. que sabrás un montón del destino antes incluso de aterrizar. Podrías perfectamente guiar al grupo y contarles muchas cosas interesantes y anécdotas de los lugares que visitaréis. Siempre y cuando, ellos muestren interés. Si no, es información que me guardo para mí.
- Siempre tendrás quién te haga fotos en los lugares. Que no parezca que no has estado allí.
Contras 
- La tensión añadida porque todo salga bien. Yo, como perfeccionista patológica que soy, sufro realmente con esto. Me preocupa más que el resto del grupo disfrute, que los alojamientos les resulten más o menos satisfactorios, etc., lo que para mí es un estrés añadido.
- Cualquier contratiempo me afecta mucho más que a los demás. Estando todo tan bien “atado”, me dedico en cuerpo y alma a encontrar la mejor solución y lo más rápido posible.
- Me genera ansiedad que el viaje no cumpla con las expectativas de mis acompañantes. Yo también puedo llegar a un lugar del que tenía unas altas expectativas y que me defraude, pero me duele el doble, ver la decepción en las caras de los demás.
- A veces el grupo no consigue ponerse de acuerdo en algo. Unos quieren ir a A, y los otros a B. Si nadie está dispuesto a ceder (lo cual, como ya he dicho, entiendo perfectamente), lo mejor, en mi opinión es separarse un par de horas y que cada uno cumpla sus sueños. Al fin y al cabo, somos un grupo de viaje formado por individuos con gustos e intereses de lo más variopinto. No hace falta ir juntos hasta a cag__. Cuando el grupo se reunifique, por ejemplo, a la hora de la cena, puede ser súper enriquecedor compartir las aventuras del día de los otros y las nuestras propias.
Viajes en solitario
A esta opción se suele llegar, por lo memos la primera vez, por imposibilidad de encontrar un compañero de viaje, al que le cuadren las fechas, el presupuesto, le apetezca el plan… Y si la cuestión es viajar sola o no viajar… creo que en mi caso ¡la elección está clara!
Mi primer viaje completamente sola fue de casi una semana a Estambul allá por el 2010 (¡era una yogurina!
La cosa empezó mal. Mi vuelo se canceló cuando ya tenía todo organizado por la erupción del volcán islandés Eyjafjallajökull. Para los que no lo recuerden, o sean muy jóvenes para ello, la nube de cenizas provocó el cierre del espacio aéreo en media Europa.
Yo ya tenía por supuesto, las vacaciones pedidas en el trabajo, el vuelo de ida y vuelta y como alojamiento, me había animado a probar Couchsurfing por primera vez.
Para los que no lo conozcan, Couchsurfing es una plataforma digital en la que encontrar anfitriones en prácticamente todos los países del mundo. Te invitaban a pasar unos días en su casa, durmiendo normalmente en un sofá, sofá-cama, colchoneta hinchable o en los mejores casos, en una cama de verdad.
No era solo una manera de alojarte gratis en un país lejos del tuyo. La experiencia se basaba en el intercambio cultural. La idea era pasar tiempo con el anfitrión, hablar de los choques culturales que nos fuéramos encontrando, de cómo era la vida en nuestro país de origen, cocinar un plato típico de nuestro país, que te llevaran a sitios off the beaten track, etc.
A priori, me pareció una manera ideal de integrarme un poco más en la cultura turca y pasar unos días muy especiales y auténticos, pero con el lío de todas las cancelaciones de vuelos, no me quedo más remedio que avisar a mi anfitrión de que finalmente no podría ir. Él también había oído las noticias, así que no le sorprendió mi llamada.
La compañía aérea me ofreció cambiar las fechas del vuelo, para cuando la situación mejorase (unos meses más tarde, más concretamente), pedí permiso en el trabajo y me lancé de nuevo a la aventura. Mi anfitrión de Couchsurfing estaba libre, así que perfecto. Todo sería igual, unos meses después, entrado el verano y con algo más de calor. Pero eso era todo.
Pero el destino quiso de nuevo que no se diera esta experiencia. El chico me llamó uno o dos días antes preocupado. Su tío estaba gravemente enfermo en un pueblo remoto, bien lejos de Estambul. No tenía muy buen pronóstico y él debía y quería ir a verle. Completamente comprensible. Esta fue, desgraciadamiente toda mi experiencia con este plataforma. No se me dio bien, desde luego.
Total, que la situación era la siguiente: a uno o dos días de partir para Estambul, no tenía ni pajolera idea de dónde hospedarme.
Para ser mi primer viaje en solitario, el destino no me lo estaba poniendo nada fácil.
Eché un vistazo rápido a hostels por la zona del centro y encontré uno con habitaciones femeninas, bastante bien de precio y con buenos comentarios en Internet. No me lo pensé dos veces. Reservé y p’alante.
Hubo varios momentos en los que auto-pregunté “¿qué hago aquí? Sobre todo, al montarme en el avión sola o al llegar al aeropuerto de Estambul y tener que coger el tren sola hacia el centro. Ahí me asaltaron las dudas, lo cual también es normal. Estás saliendo de tu zona de confort por la puerta grande, ¿qué esperabas?
Pero llegue al hostel y se me pasaron todas las neuras. Los chicos de la recepción fueron majísimos, las chicas con las que compartí habitación eran simpatiquísimas. Al final acabé pasando muy poco tiempo sola: me iba de excursión con unos, salía a cenar con otros, nos quedábamos charlando en el bar del hostel al final del día (viajeros y trabajadores por igual).
Me encantó la experiencia. Tanto, tanto que repetí varios meses por Latinoamérica. No os digo más.
Pros 
- Te sientes totalmente libre de hacer con tu tiempo lo que quieras. Los horarios y los ritmos los estableces tú. Tú decides qué visitar y cuándo. Puedes cambiar de planes espontáneamente sin necesidad de contar con nadie.
- Tú eres el único que marca su propio ritmo: a qué hora levantarse, visitar algo, comer, quedar mil horas mirando a las musarañas… es tu elección y es buena, siempre.
- Estás mucho más abierta a conocer gente, tanto local, como otros viajeros. Hay mucho más viajeros y, sobre todo viajeras, que viajan sol@s de lo que nos imaginamos. Al final, nunca estás sola. Te sientes muy arropada. Es más, si en algún momento te apetece disfrutar de un rato en soledad, a solas contigo misma y ya, tendrás que cancelar algún plan. Y lo mejor de todo es que ¡no pasa nada! Este tipo de viajeros que se mueven por el mundo a solas como Pedro por su casa, entienden perfectamente los tiempos y las necesidades del resto de viajeros. Es un gustazo no tener que dar explicaciones ni excusarse por nada. Un “¿nos vemos para le cena y nos ponemos al día?” es más que suficiente.
Contras 
- Creo que este tipo de viajes son bastante introspectivos. Te van a permitir conocerte mucho mejor, aprender a estar a gusto en tu propia compañía. Algo que me parece muy importante. No importa con quien nos juntemos o nos dejemos de juntar. La única compañía que tenemos garantizada a lo largo de toda nuestra vida es la nuestra propia, así que mejor entenderse, quererse y disfrutar de tiempo de calidad con nosotros mismos. Sin embargo, estamos atravesando un momento difícil, un momento de crisis existencial, este podría no ser el viaje ideal en ese momento.
- Los viajes son maravillosos, hasta que surge algún problema, enfermedad, imprevisto, etc. Si la cosa es leve, se suele quedar en anécdota. Si la cosa es más seria, muy probablemente echarás muy en falta la ayuda, el apoyo y el consuelo de alguien cercano. Por supuesto, que la gente que te encuentres en el viaje, intentará ayudar (nunca me he encontrado con el caso contrario), pero lo más probable es que sientas que necesitas a los tuyos cerca más que nunca.
- Poco se habla de lo caro que resulta viajar sola a según que destinos. En los hostels no suele haber problemas: alquilas una cama en un cuarto compartido y listo. En los hoteles la cosa se complica. Pocos tienen habitaciones individuales, por lo que te toca pagar el precio de una doble y punto. A veces, puedes negociarlo y puedes conseguir que te la rebajen un poco, pero sí o sí, siempre vas a salir perdiendo en cuanto a precio.
- Más de lo mismo si decides alquilar un coche. A no ser que encuentre compañeros de viaje con una ruta similar, el precio para una sola persona es completamente desorbitado.
- Y puedo añadir a esto el precio de algunos transfers, etc. Viajar solo, suele ser un pequeño/gran hándicap económico. Hay que asumirlo y punto. Y para intentar evitarlo, nada mejor que conocer gente y hacer grupito para según qué actividades, etc.
- Probablemente tendrás muy pocas o ninguna foto tuya en algún emblemático en todo el viaje. Y muy posiblemente, a no ser que tengas mucha suerte, las que tengas serán de tan pésima calidad que podrías haber pasado sin ellas perfectamente (pies cortados, el monumento ni sale en la foto, sales con los ojos cerrados y ni te avisan y un largo etcétera de desastres fotográficos).
En mi caso, una señora que se tiró, por lo menos diez minutos (no exagero) para hacerme una foto con un fondo idilíco. Pensé que debía de estar sacando una imagen digna de concurso de National Geographic. Más a la derecha, más a la izquierda, espera que se quite esa gente y clic. ¡Qué emoción por ver esa instantánea! Ay nooo, la mujer había cambiado la cámara del móvil y se había hecho un selfie, luciendo papada y mordiéndose la punta de la lengua de la pura concentración del momento. A todo esto, me preguntó muy seria «¿qué tal la foto? No sé cómo aguanté la risa, pero le dije un sí rotundo y convincente y le di las gracias. En fin…
Si algún lector creo que hubiera teniado los hue__ de decirle la verdad a esta señora, que se pronuncie. Yo fui INCAPAZ.
Viajar sola, pero uniéndose a un grupo organizado
Esta modalidad la probé por primera vez hace poco más de un año y tengo que reconocer que me está encantado.
Si por circunstancias de la vida, no te apetece o no te sientes capaz de organizarte un viaje y lanzarte a la aventura tú sola, esta es una solución híbrida maravillosa.
En algunas agencias tendrás que pagar el infame suplemento/castigo individual.
Pero en otras agencias, te dan la oportunidad, de incluso apuntándote sola al viaje, compartir con otro compañero que viaje solo. Por comodidad, suelen juntar chicas con chicas y chicos con chicos, pero nadie te garantiza que seáis impares en cuanto a género y te toque compartir habitación del sexo opuesto. Eso ya dependiendo de lo que quieras arriesgar, siempre te quedará pasar por el aro y pagar el suplemento individual. Esto va en gustos.
Lo que sí diré, es que en general me he encontrado a bastantes más mujeres viajando solas que a hombres. Ellos sueles ir con sus parejas, amigos, familiares… Nosotras somos mucho más lanzadas en ese sentido.
Pros 
- Si, por el motivo que sea te ves en la tesitura de viajar solo/a, pero no te animas o no te apetece hacerlo completamente en solitario, esta es una fórmula fantástica. Desde el primer momento se crea una sensación de trabajo en equipo. Todos ayudamos a todos (a poner y quitar la mesa, a montar tiendas de campaña, a prestarse medicamentos o lo que sea, si fuera necesario)
- Si, como yo, sueles ser quien organiza los viajes, sean sola o acompañada, en esta ocasión te puedes desentender completamente y dejarte sorprender por el viaje.
- Las risas están aseguradas. A todas horas: durante los safaris, en las cenas, en las cervecitas post-cenas.
- Se crea un ambiente tan bueno, tan sano, que en pocos días hay una sensación de conocerse de mucho tiempo más. Hay confianza absoluta.
- Por largo que sea el trayecto, siempre se hace ameno. Siempre hay tema de conversación, y de lo más variopintos, oye.
- Acabas el viaje con una sensación de haber estado en “familia” y sabes que durante un buen tiempo los echarás de menos a todos y cada uno de ellos.
Contras 
- No deja de ser un viaje organizado. Esto tiene la ventaja de que no tienes que encargarte de absolutamente de nada. Pero para los que estamos más acostumbrados a viajar por nuestra cuenta, no deja de chocarnos los horarios tan estrictos, el poco tiempo libre, el poco margen de maniobra fuera del itinerario marcado, no poder parar donde sea que hayas visto algo interesante, etc. En fin, repito que el problema es mío, porque no es el tipo de viaje que acostumbro a hacer, pero yendo mentalizada, no supone ningún problema. Al final vendes tu libertad viajera a cambio de que te lo den todo mascadito, para que nos vamos a engañar.
- El precio. Casi siempre que entra un intermediario más en el juego, el precio sube como la espuma. Es verdad que yo de eso poco puedo hablar, ya que los viajes que elegí hacer con esta fórmula grupal no me hubieran salido más baratos por mi cuenta. De hecho no habría sido ni factible hacerlo por mi cuenta (Pakistán en general, permisos para ver a los gorilas de montaña, etc.). Son viajes que ya de por sí son caros, pero en estos casos te da una cierta tranquilidad saber que te acompaña gente que conoce perfectamente el terreno y que la extensa burocracía ya está solucionada a tu llegada. Eso sí, muy mal me tengo que ver para coger un viaje de este timpo para un destino fácil (sudeste asiático, Latinoamérica, Europa, etc. siempre generalizando, por suspuesto).
Agencias que puedo recomendar
No es que tenga mucha experiencia en este tipo de viajes aún, pero os puedo recomendar las agencias con las que yo me he movido (aviso que no me llevo comisión alguna):
Proponemos a viajeros apasionados por la diversidad étnica, la cultura y la naturaleza los destinos más remotos e inexplorados. Nuestros expertos realizan una constante investigación en búsqueda de nuevas zonas que ofrecer.
Con ellos viajé en 2022 a Pakistán y, tanto la ruta, como la organización, fueron excelentes. Se trata de un país muy complicado, por no decir casi imposible de visitar por tu cuenta, por lo que no es un viaje precisamente barato. Pero la logística in situ, lo explica todo. En algunas zonas llevábamos hasta escolta. Tanto el guía como el conductor sabían perfectamente dónde y cuándo podíamos estar tranquilos y seguros. Muy muy recomendables, siempre que se ajuste a vuestro presupuesto.
Una combinación de safaris y un corto voluntariado en Kenia. Las chicas que llevan todo el proyecto de la escuela que han creado de la nada son unos soletes. Me parece una manera interesante y útil de invertir parte de tus vacaciones, ayudando en la medida de lo posible a los más necesitados.
Tengo que reconocer que, para mí, la parte del voluntariado se me hizo especialmente dura. Físicamente. Colaboramos en las tareas de construcción de una clase nueva. Cargar piedras, carretillas de cemento y empezar a levantar las paredes a pleno sol, en el mes de febrero (el más cálido, como descubrí luego) se me hizo muy cuesta arriba.
Además, a todo esto, hay que añadir el coste emocional. A mí todo esto me pilló en un momento muy duro de mi vida, me sentía frágil emocionalmente hablando. Ver y vivir las dificultades a las que se enfrentan los niños de esta escuelita y sus familias le tocan la patata al más duro. A mí, que me pillaba sensiblona (por motivos personales), creo que me la tocó más si cabe. Más de un día tuve que llorar y desahogarme en el corto rato de la ducha, para que no me viera nadie.
Aun así, este es un sitio al que me gustaría volver a colaborar. Quizás evitaría los meses de calor sofocante, intentaría ir más preparada mentalmente, etc. Pero me parece una experiencia excepcional.
Os dejo su Instagram por si queréis informaros de cara a un posible viaje, o por si queréis colaborar con alguna donación.
Con ellos fui a Uganda con un grupo de 20 personas en camión en julio de 2023.
Exceptuando algunos problemillas organizativos, la experiencia con ellos fue magnífica.
El guía y los aprendices de guía, a mí me parecieron de primera.
Pero lo que más hizo de este un viaje tan especial, fue el grupo. Ahí jugó un papel muy importante la suerte, lo sé. Pero no puedo imaginarme este viaje sin el maravilloso grupo con el que me tocó compartirlo.
De las cosas a mejorar del viaje, ya informé a Kananga y, espero que tomen cartas en el asunto, porque en el fondo eran problemillas de relativa fácil solución.
Aún y todo, no puedo dejar de recomendarlos.
Desde 1991 especializados en “viajes de aventura” con unas propuestas distintas y unos criterios claros: viajes en grupo reducido, de entre 3 ó 4 semanas de duración, con itinerarios en los que nunca se sacrificaría la visita de un lugar de interés por la inexistencia de infraestructura hotelera y, lo más importante, la presencia de un guía de Banoa en todos nuestros grupos. Más de 25 años después, nuestro compromiso sigue vigente.
Esta agencia aún no he podido probarla en primera persona, y no por falta de ganas. Sus viajes se llenan a gran velocidad. Tengo un par de muy buenas referencias a través de conocidos y amigos y espero sea la próxima que pruebe.
Fomentan el compartir habitaciones (formar equipo), por lo que para un viajero solo es ideal (nada de suplementos individuales).
Cuando tenga información de primera mano, la compartiré con todos vosotros, no lo dudéis.