Rothenburg ob der Tauber, un bonito pueblo bávaro

El pintoresco pueblo medieval de Rothenburg ob der Tauber parece sacado directamente de un cuento de los hermanos Grimm. Se encuentra en el estado de Baviera y forma parte de la famosa ruta romántica, que cruza gran parte del sur de Alemania.

En la web oficial de esta famosa ruta turística, tenéis muchos datos interesantes para organizar vuestro viaje por esta zona: información de las diferentes ciudades, coordenadas para el GPS, mapas, alojamientos, etc.

Os dejo un mapa del pueblo sacado de la página de turismo alemana para que os orientéis, aunque el pueblo es tan pequeño que se recorre sin dificultad, y sin posibilidad de pérdida, en unas pocas horas.

Una preciosa muralla medieval (en rojo en el mapa) plagada de torreones, todos ellos diferentes, parece abrazar a este pueblecito.

Una vez intramuros, nos adentramos en un casco antiguo perfectamente conservado. Sus calles adoquinadas, sus casitas de entramados de madera, sus iglesias, el ayuntamiento… todo, absolutamente todo, te transporta a varios siglos atrás.

La plaza del mercado (letras A y B en el mapa) sigue, hoy en día, haciendo honor a su nombre. Cuando nosotros llegamos, hacia el mediodía, ya estaban recogiendo la mayoría de puestos, pero si llegáis por la mañana debe de estar mucho más animado. Por lo que vimos, vendían sobre todo fruta, flores, quesos, salchichas y fiambres típicos de la zona.

Cerca de la plaza del mercado, nos topamos con una tienda navideña impresionante. La letra X en el mapa corresponde al museo de navidad que se encuentra dentro de la propia tienda. Este tipo de tiendas son muy habituales en Alemania, donde la Navidad se vive con especial fervor. Y en especial en este pueblo, por ser tan turístico, encontraréis muchas.

Yo ya había visitado tiendas de este estilo en otros países, pero os aseguro que ésta se lleva la palma. A pesar de los más de 30°C que había aquel día, fue cruzar la puerta y sentirnos de repente en pleno diciembre. Si te gusta la navidad y todo lo que la rodea, no te puedes perder este sitio. Vendían todo tipo de adornos navideños, dulces, utensilios e ingredientes para hacer las típicas galletitas de Navidad que tanto se estilan en Europa Central, bolas de nieve preciosas… A mí, personalmente, me encantaron los cascanueces, de todos los tamaños y formas posibles. Eran todos una auténtica monada y claro, al final piqué.

Pero en un pueblo con tanto encanto, lo que de verdad apetece es pasear, perderse por sus callejuelas de cuento, pararse a fotografiar una fachada bonita por aquí, una torre preciosa por allá… Como ya he dicho antes, al ser tan pequeñito, se recorre fácil y rápidamente a pie.

La siguiente foto muestra el que es, quizás, el punto más icónico de todo el pueblo (letra T en el mapa).

A pesar de tratarse de un lugar muy turístico y cada vez más conocido a nivel mundial, no ha perdido ni un ápice de su encanto original. ¡No os lo podéis perder!

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